
Con ministros y funcionarios recorriendo toda la geografía nacional, Alianza País es el reflejo, pero con aumento, de lo que han hecho en el Ecuador todos quienes han llegado al poder: aferrarse a él con uñas y dientes.
El lunes último, en Santo Domingo de los Tsáchilas, el presidente Rafael Correa escribió un episodio para la historia: trepado en una tarima desde la cual arengó a la gente para que apoye el proyecto de Constitución, entregó millonarios cheques, uno para comprar tierras y otro para la adquisición de toretes, a personas emparentadas con dirigentes de Alianza País, el movimiento político en el poder.
Un cheque por $42 mil y otro por $250 mil llamaron la atención, incluso, del propio presidente, quien creyó se trataban de créditos comunitarios, hasta cuando la beneficiaria, madre del prefecto y militante de Alianza País, le aclaró que era un crédito personal. El otro cheque, por la friolera de $250 mil del BNF fue para la compra de tierras y el beneficiario es José Luis Cedeño, hermano de Johanna Cedeño, concejala y coordinadora de la campaña de Alianza País en Santo Domingo. ¿Es esta la revolución ciudadana? Desde luego que no. Es la vieja historia y sus prácticas